lunes, 24 de enero de 2011

Luego me firmas un papelito

COMENTARIO DE LA EDITORA
Por: María Luisa del Río
Domingo 23 de Enero del 2011
El miércoles 19 de enero se publicó en “El Peruano” la modificación del artículo 2° del Decreto de Urgencia 001-2011, por el cual se dictan disposiciones extraordinarias a ser aplicadas durante el año 2011 para facilitar la promoción de la inversión privada en 33 proyectos en la costa, sierra y selva del Perú. Es decir: celeridad y más celeridad.

El artículo 5° de dicho decreto de urgencia señala la exoneración de la obligación de la certificación del Estudio de Impacto Ambiental (EIA) como requisito para la obtención de autorizaciones. Es decir: cada una de las 33 obras, como por ejemplo una central hidroeléctrica en la selva amazónica, podría empezarse sin la obligación del ejecutor de presentar el EIA. En otras palabras: tú empieza nomás a construir y luego ya veremos los impactos que puedes causar… cuando ya los hayas causado, cuando ya no haya nada que hacer ni a quién reclamar.

Un cambio de esta trascendencia debería hacerse en consulta pública y no solo ser discutido en sesión de Consejo de Ministros, sin que los interesados o el país entero conozcan la motivación real. Pero, claro, la consulta pública es más bien un tema que el Ejecutivo y el Congreso suelen ignorar, como lo han hecho con el proyecto de ley de consulta previa a los pueblos indígenas, indefinidamente archivado y convertido casi en un tabú. Traspapelado, digamos…

En Holanda, por ejemplo, las empresas ejecutoras aportan un dinero al fondo estatal, para que el Estado contrate a la empresa que hará el estudio de impacto ambiental (EIA).

Es más, la empresa que realizará el EIA está obligada a demostrar que no tiene ningún vínculo directo con la que ejecuta el proyecto, por razones obvias. Ese es un sistema de evaluación razonable. Ese es un país que se cuida a sí mismo, a su futuro y a su gente. Nosotros no. Nosotros contratamos a quien nos da la gana para que nos haga nuestro EIA cuando le dé la gana y, por si fuera poca tanta gollería, nadie nos lo exige antes de empezar a construir.

Dentro de los acuerdos del TLC con Estados Unidos, el Gobierno Peruano se comprometió a no disminuir estándares ambientales sino a elevarlos. Podemos decir, entonces, que el Perú está negociando con un terno y una corbata que esconden muy bien los pañales que lleva dentro en cuanto a legislación ambiental.
EL COMERCIO 23-01-2011

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