Por: Antonio Coello y Raúl Adanaque
Fotos:
Justo López
En
la crónica anterior intentamos aproximarnos
más o menos detalladamente a todos los pormenores históricos de Coayllo
y su iglesia. En esta segunda entrega nos ocuparemos de describir el templo,
las fiestas religiosas que aún se practican y todo lo referente a los bienes
que poseyó esta iglesia, como una manera de acercarnos aún más a los
testimonios vivientes de nuestra historia y nuestro complejo proceso de
mestizaje.
PRESENTACIÓN
Uno
de los elementos de la cultura occidental que llegó con los españoles fue la
religión católica. Esta, al convivir con la religión local, dio como resultado
el fenómeno del mestizaje en el arte popular. Tema poco tratado por los
estudiosos. Nuestra investigación lo está averiguando, pues lo observamos en
los santos, las pinturas, las vestimentas, los altares, entre otros.
Como
dijimos en la anterior entrega, la iglesia se encuentra ubicada en la provincia
de Cañete, distrito de San Pedro de Coayllo. Siguiendo en dirección al sur por
la Panamericana a la altura del km.98 se encuentra el desvió que nos conducirá
por una trocha carrozable, en una
distancia de 19 km. A nuestro destino.
En
esta segunda parte veremos lo concerniente a la descripción interna y externa
de la iglesia, las fiestas religiosas que aún se mantienen vigentes, como las
ya desaparecidas; los bienes que pertenecieron a la iglesia según los
inventarios levantados por disposición del Superior Gobierno Eclesiástico,
de los cuales tenemos datos de los años
1769, 1774, 1850, 1857, 1874 y 1915, información obtenida en el Archivo
Arzobispal de Lima.
La
llegada de los españoles al territorio del imperio de los Incas significo el
inicio de la imposición de la religión católica, justificando la conquista a
sangre y fuego. En un primer momento no se preocuparon de adoctrinar a la
población aborigen, sino a explotar al máximo la mano de obra para la
extracción del oro y posteriormente la plata (Hamilton 1975), es decir que
corresponde a la etapa del desmantelamiento de los centros ceremoniales
prehispánicos (Tord y Lazo 1981). Cuando los recursos agrícolas empezaron a
escasear para la alimentación del sector dominante, consumista y no productor,
tuvieron estos últimos que organizar la población para tales fines; es por eso
que las encomiendas y repartimientos empiezan a tener importancia no solo para
la explotación de las minas sino para la agricultura. Después del proceso
llamado de las “guerras civiles” entre los españoles encomenderos, quienes por
el ideal aristocrático feudal disputaban jurisdicción a la corona por el
control de un mayor número de mano de obra indígena, las visitas
administrativas se generalizan, llegando a su máxima expresión la practicada
por Toledo entre 1570-75.
LA ORDEN DE PREDICADORES DE SANTO
DOMINGO
La
primera orden que llegó al Perú fue de los Dominicos. El territorio que se les
encomendó. En lo eclesiástico, recibió el nombre de San Juan Bautista del Perú.
El General Fray Agustín Recuperato de
Javencia solicitó, de su Santidad
Paulo III (1534-1549), la autorización para la creación de la provincia
peruana, la misma que fue concedida por bula de 23 de diciembre de 1539. Por
patente expedida en el convento de Roma Santa María Super Minervam del 24 de
enero de 1540 tomó el nombre como ya dijimos, de San Juan Bautista. Fue
nombrado como Primer Principal R. P. Fray Tomas de San Martín, teniendo
jurisdicción en todo el territorio que dependía de la autoridad del Virrey del
Perú y la provincia de Nicaragua. El estudio de la Orden de Predicadores en el
Perú ha sido ampliamente tratado por Torres Saldamando (1888), Fray Domingo
Angulo (1910), Rubén Vargas Ugarte (1953), entre otros.
De
acuerdo a la capitulación de Toledo y de la carta de la reina Juana al Provincial
de Santo Domingo (21 de abril de 1529), el 19 de enero de 1530 el marqués
Francisco Pizarro, en su tercer viaje, partió de Sanlúcar de Barrameda
acompañado de frailes dominicos.
Religioso
de mala recordación es Fray Vicente Valverde, encargado de poner en práctica la
institución jurídica del “requerimiento”,
aunque a decir del sacerdote jesuita Armando Nieto Vélez (1985) su figura ha
sido desfigurada por historiadores antihispánicos o protestantes. Nada cambiará
el hecho histórico, aunque él mismo lamente que aquel episodio de Cajamarca, lo
haya hecho aparecer como “hipócrita, cruel y fanático”.
DOCTRINEROS DE COAYLLO
A
Coayllo llegaron los dominicos, estableciéndose en el antiguo convento ya
desaparecido.
Nuestra
investigación nos ha permitido obtener los nombres de algunos doctrineros de la
época colonial: Melchor de Salazar (1614), encargado por el arzobispo de la
ciudad de los Reyes Bartolomé Lobo Guerrero de cobrar los diezmos a los
habitantes de Chilca, Mala, Calango y Coayllo; Juan de Valenzuela (1643), que
según el testimonio de un habitante del lugar, presentado como testigo en la
visita eclesiástica de aquel año, sabemos sabía poco la lengua general y la
hablaba por partes: asimismo Juan Namanansi, alcalde del pueblo, dijo que en su
pueblo “no hay escuela de muchachos y el cura no trata de eso, les cobra
tributo en la fiesta de todos los santos y si no le pagan, el fiscal va de casa
en casa quitando las mantas a los indios hasta que paguen todo esto con el
consentimiento del doctrinero”.
También
Martin de los Reyes (1760), cura inter del pueblo, José de los Reyes
(1760-1779), hermano del anterior; José de Castro (1779); Santiago López
(1785): Agustín Ramón López Molero y Cárdenas (1785), entre otros. Este último
será motivo de una próxima nota, pues hemos obtenido los documentos
relacionados a su testamento, inventario y tasación de sus bienes, los que
hemos ubicado en el Archivo General de la Nación. De ellos lo interesante es lo
referido a su biblioteca y la variedad de temas que contenía, como poesía
mística, derecho eclesiástico y civil, obras de autores latinos, literatura española,
textos de historia y otras. La tasación de estos bienes fue practicada por Juan
de Mendoza y Ordoñez el 16 de abril de 1793.
SUS DIMENSIONES
De
los inventarios correspondientes a los años 1850 y 1857, hemos obtenido las
siguientes medidas de varas, tanto de la iglesia de Coayllo como la de San
Pedro de Mala que era su viceparroquia; y la de Santa Cruz de Calango,
viceparroquia de San Pedro de Chilca. Veamos
LARGO ANCHO ALTURA
MALA 32 9.5 5.5
CALANGO 41 13 11
COAYLLO 43 14 9
En
base a estos datos deducimos la importancia que tuvo durante la época colonial
nuestra iglesia estudiada. Tan sólo compite su similar de Chilca.
DESCRIPCIÓN
El
conjunto monumental es de una nave a medio punto con arcos fajones, bóveda de
cañón y lunetas de arcos bien rebajados.
Su
construcción debió haber ocupado abundante mano de obra indígena. Aun estamos
en búsqueda del libro de fábrica, es
decir el contrato de construcción de la iglesia que algún fondo archivístico
debe conservar.
La cúpula presenta entre su material de construcción quincha
revestida de barro, sobre la cual descansa una linterna de ocho pequeñas
columnas inclinada hacia adelante a punto de caer.
Por
el interior, la cúpula se encuentra sobre cuatro pechinas de madera de quincha,
tiene pinturas en cada una de ellas de los cuatro evangelistas: San Juan, San
Lucas, San Marcos y San Mateo.
Las bases de la construcción son de piedras labradas y sobre
ellas descansan los millares de adobes superpuesto en soga. A su vez, estos muros
representan un enlucido de arcilla muy fina. Termina el enlucido con las
distintas pinturas que se han ido superponiendo por las refacciones realizadas
a través del tiempo.
El frontis, que ha sido reconstruido sin respetar la arquitectura
original, pues se utilizó ladrillos modernos, consta de dos torreones. El del
lado izquierdo se encuentra inconcluso y presenta ventanas ojivales; mientras que
el de lado derecho está terminado y presenta ventanas a medio punto, lugar
donde se encuentran ubicadas las dos campanas ya mencionadas en la anterior
entrega.
Portada lateral labrada en piedra, de reminiscencia renacentista. Con
una entrada en arco, flanqueada por dos columnas adosadas en forma cónica que
se elevan desde un pedestal. Ambas unidas en la parte alta por una doble
cornisa de donde parte un remate de tímpano cerrado. En la parte alta, al
centro, una pequeña ventana ovalada.
Baptisterio. Entrando, a la izquierda, se ubica un pequeño recinto en forma cuadrada que servía para la
celebración del bautismo. De este ambiente parte una escalera que comunicaba al
coro.
El
tiempo transcurrido y los movimientos sísmicos han deteriorado completamente su
estructura. Al respecto ya se encuentra establecida la Comisión Pro-templo.
Presidida por Gregorio Villalobos Reyna. El Instituto Nacional de Cultura (INC)
conserva los planos de la iglesia, levantados por el arquitecto Jorge Marroquín
Payva hace aproximadamente dos años. Los
planos son los siguientes: planta estado actual 88-127: Elevación lateral
izquierda –estado actual 88-0128; Elevación principal -estado actual y corte transversal –estado
actual 88-0134. Hasta el momento los coallanos, esperan la decisión del INC,
para conjuntamente con el padre Julián realizar la ansiada restauración.
LOS ALTARES LADO DERECHO
a.-
A la mano derecha se encuentra el de la Virgen
del Carmen, tallado en madera y de corte neoclásico. Sus columnas imitan el
color del mármol, con dos hornacinas a ambos lados. En el lado izquierdo se
encontraba la Virgen del Rosario y al lado derecho la Virgen Dolorosa. Encima
dos de tres ángeles de talla popular, ya que el tercero se destruyó.
b.-
El pulpito ha asido restaurado. Era
lugar desde donde el doctrinero leía los pasajes bíblicos realizando extensos comentarios a
ellos con el fin de adoctrinar a los indígenas. Con un pasamano de madera,
sobre él se encuentra, a manera de sombrilla, una alegoría a la Virgen tallada
en madera.
c.-
el otro altar corresponde al Cristo Crucificado.
Sus columnas neoclásicas imitan el color del marfil y en la parte superior está
ubicada una corona de laureles de estilo rococó que encierran los tres
clavos de la crucificación. Con dos
hornacinas, en la del lado izquierdo se ubicaba la imagen de San Pedro y sobre
él se grabó al astro rey; en la del lado derecho se encontraba ubicada la
Virgen Dolorosa y sobre ella la de la luna. Es en estos detalles donde podemos
notar, claramente, el mestizaje en el arte pues estos atributos son netamente
andinos.
LADO IZQUIERDO
a.-
Al lado del altar mayor se encuentra el que corresponde a Santa Rosa de Lima.
Su capitel esta hecho de hojas de madera que imitan al acanto. Sobre él, un
arco hecho por una venera o concha flanqueada por un arco constituido de
palmas, encima del cual hay una coronación de la divina trinidad. Al costado
izquierdo se ubica la imagen de la Virgen Purísima y al lado derecho la imagen
que representa a Simón el Cirineo (de Cirene, colonia griega establecida en
África, que ayudo a Jesús a llevar su cruz hasta el Calvario). Este altar ha
sido refaccionado por el mayordomo J.A. Rueda Vega y es una lástima que no se
ubique, en la inscripción, el año de dicho trabajo.
b.-
El otro altar ha sido trasladado a la nueva capilla. Solo han quedado las
marcas en la pared. Ahí se ubicaban las imágenes de San Francisco Solano y San
Isidro Labrador.
c.-
Por último, un lugar pequeño, donde se aprecia la huella de una cruz que
también ha sido trasladada a la capilla nueva.
ALTAR MAYOR
Con
seis hornacinas a medio punto, se encuentran las siguientes imágenes: en el
lado izquierdo San Antonio y San Pablo; en el centro, la Virgen del Rosario y
el Corazón de Jesús; en el lado derecho, San Francisco Solano y San Pedro.
A
ambos lados de cada hornacina hay una columna excepto en la central, donde está
el Corazón de Jesús que tiene dos columnas a cada lado. Estas columnas imitan
el estilo neoclásico y en su color, el del mármol.
En
la parte alta del Altar Mayor se encuentra una pared tarrajeada con figuras
ornamentales y que los movimientos sísmicos han deteriorado provocando su
desprendimiento.
FIESTAS VIGENTES Y EXTINGUIDAS
Son
pocas en realidad las que se celebran en la actualidad. Entre las principales
tenemos la de San Pedro, Del Rosario, Santa Rosa de Lima, Semana Santa y Cristo
Resucitado.
Las
otras debido a la extinción de las cofradías. Es así como antes había la de la
Virgen Purísima, San Juan, San Isidro Labrador, Cruz misionera, Nuestro Señor
de Ejercicios, Cruz de Mayo, entre otras.
BIENES QUE PERTENECIERON A LA
IGLESIA
No
sabemos qué fin tuvieron las alhajas de oro y plata que, según los inventarios
que tenemos trascrito, pertenecieron a la iglesia. Por ejemplo, la Virgen
Purísima tenía una corona de plata la del Rosario igualmente. En la mano de
Santa Rosa se hallaba una rosa de plata. En total se encontraban en la iglesia
tres pilas bautismales de piedra, hoy sólo hay una.
En
la sacristía se guardaba el vestuario del cura como el de los santos. En la
actualidad se conservan algunas casullas completamente deterioradas. Respecto a
las tierras de la iglesia, ya les hemos mencionado en la primera entrega.
EVITEMOS SU DESTRUCCIÓN
Debemos
conservar los monumentos arquitectónicos que fueron levantados en el periodo
colonial, y no practicar lo que los españoles realizaron con las huacas y
adoratorios encontrados en esta parte de América. En nuestro legado cultural y
así lo entienden los coallanos, quienes
están dispuestos a recuperar su iglesia y vaya que se lo merecen.
Terminamos
diciendo que por nuestra parte haremos todo lo posible para que la iglesia
recobre todo su esplendor pasado, ahondando en el conocimiento histórico para
dárselo a los verdaderos gestores de su
historia. Es decir al pueblo.
Fuente: Diario El Peruano
Suplemento: Revista
Páginas: I, II y III.
Fecha: 23 de abril de 1991.