Recibimos un nuevo aporte de Mr. Bryce a quien agradecemos su confianza y colaboración con nuestro blog, por otra parte invitamos a nuestros amigos y a la juventud de Coayllo a enviarnos algún cuento o leyenda de nuestro pueblo ya que por este medio difundimos parte de su historia. Por favor no olvides de indicar tu nombre para incluir los créditos correspondientes, gracias.
LOS NIÑOS Y LA HONDA EN UQUIRA- COAYLLO
La honda es una de las herramientas más antiguas de la Humanidad. Se le puede describir en dos correas elásticas en el cual uno de los extremos contiene un receptáculo flexible para colocar el proyectil o piedra y por el otro extremo opuesto se pone el artilugio. Se extiende y luego se libera de manera que el proyectil adquiera velocidad alcanzando gran distancia y poder de impacto.
En Coayllo “la honda” ha sido la distracción y deporte de los niños, que ponen a prueba su capacidad de darle al blanco, eso que comúnmente llamamos en nuestro terruño “puntería”, con una herramienta tan sencilla comprada generalmente en el barrio de “La Parada” en La Victoria, barrio al cual asistían nuestros lugareños para hacer sus compras necesarias, luego de cobrar en el Mercado Mayorista, los cajones de frutas enviados producto de sus cosechas. Nunca faltó un padre o un abuelo que no comprara esta herramienta para un hijo o nieto.
A Toñito, era común verlo jugar sólo. Juntaba sus latas de leche vacías y las apilaba en forma de torre y las comenzaba apuntar una por una, era una distracción que le demandaba horas y varios regaños de su padre Aurelio, por el descuido que este significaba a sus labores escolares. Se hacía común desde sus seis años verlo caminando con su honda por todo el valle Uquirano donde vivía, como si se tratase de una banda presidencial, seguramente él se sentía un curaca, alguien con poder. Eran sus años de felicidad infantil.
A mediados de los años 60 azotó a Coayllo una gran sequía, la cual obligó a la gran mayoría de jefes de familia a emigrar a las haciendas aledañas en busca de trabajo e ingresos que pudieran aliviar los infortunios económicos. Aurelio tuvo que salir a trabajar a la HACIENDA LA RINCONADA de Mala - Cañete, y Toñito a sus escasos nueve años comenzó a ser “el hombre de la casa”, mientras su padre se ausentaba, para cuidar a su madre Mechita y sus dos pequeños hermanos.
"Pollito", era otro niño de apenas 7 años, quien era el principal (en realidad único) hincha de Toñito, siempre lo buscaba en su casa para que le enseñe los secretos de la "puntería con la honda", caminaban sin darse cuenta por las chacras del valle uquirano inicialmente a jugar con las latas de leche y luego en busca de su primera caza efectiva, detrás de una tórtola, de una cuculí, o una putilla, hasta que sus madres a voz alta coreen sus respectivos nombres y acudan ellos presurosos a su regazo.
Toñito solo disfrutaba por aquellas épocas de su padre Aurelio los domingos, que era cuando llegaba con las compras de comida para la semana, con el pago de su trabajo en la hacienda de Mala. Dichas compras eran insuficientes para la demanda de la familia, en las que su mami Mechita se las ingenió para satisfacer la demanda de hambre de sus pequeños niños. Toñito consciente de ello hizo denodados sacrificios para ayudarla con sus hermanitos. Este sacrificio de hambre, se hacía menos tortuoso cuando se dedicaba a jugar con "Pollito", quien también tenía los mismos infortunios. Ambos pasaban horas jugando a la "puntería con la honda" y cada vez con mayor destreza, primero con las latas y luego poco a poco fueron cediendo a sus horas de práctica las aves que el Señor "Diosito" les mandaba, llegando a sus casas con una de estas, aportando así indirectamente en el presupuesto familiar.
Se hizo común para "Pollito" visitar todos los sábados por la mañana a su tía "Rodul", a quien tenía que pedir en su tienda algunos víveres (que serviría para el almuerzo de dicho día) a la cuenta de su padre que llegaría por la noche. Lejos de ser una travesía larga para el niño, lo hacía de buena manera caminando por la chacra, siguiendo la ruta de la acequia de "San Andrés" aprovechando para practicarse en la cacería de tórtolas. En uno de aquellos varios sábados y luego de pasar las chacras de "San Pedro", a la altura de las chacras de el papá de Toñito, lo divisó a este saltando de alegría, sonriendo y hablando sólo:
-"Soy el mejor cazador de Uquira, el príncipe Uquiray me ha de heredar su puntería".
Entonces "Pollito" corrió presuroso y se dio cuenta que Toñito tenía dos tórtolas y una cuculí que fueron víctimas de su honda y le dijo:
-Toñito qué bueno, hoy estás con la puntería afinada, ¡qué lechero! hay que seguir, yo me ofrezco a ser tu "Capachero", hoy es el día de suerte y hay que aprovechar hasta que se vaya!.
Los niños entusiasmados siguieron su búsqueda de aves por el Valle Uquirano, avanzaron por las chacras del tío "Muchachola", luego por las del tío "Machito culebrilla", pasearon por el "Caserón", bordearon el río "San Lucas" a esa altura y llegaron a los Cañaverales de Huampuy, y por todas las chacras visitadas tuvieron gran fortuna. Toñito estaba inspirado, había logrado encontrar la fuerza exacta, unida al pulso y la mirada precisa de apuntar a las manadas de aves encima de los árboles de blanquillos, guanábanos y uvas, mientras que "Pollito" su fiel seguidor, recogió silenciosamente y con mucha alegría muchas tórtolas, cuculís, chaucos y chaguas.
La dupla Toñito y "Pollito" se pusieron a descansar luego de tomar agua en la acequia de San Andrés. Tanta alegría era inolvidable, y no era un sueño, pero "Pollito" recordó qué tenía que ir donde su tía por víveres y Toñito recordó que tenía que llevar pasto para los conejos y enseguida se les vino el alma al cuerpo, recordaron que olvidaron sus responsabilidades.Sólo en sus mentes estaba el rostro molesto de sus madres con el látigo en la mano derecha y ellos no querían eso, no querían que la mujer que los adoraba se enemistasen con ellos, los niños practicamente corrían en dirección hacia abajo, rumbo a sus casas.
Eran las tres de la tarde y los niños no habían reparado en el tiempo. Toñito fue el primero en llegar a casa. En la puerta su preocupada madre "Mechita" no sabía si abrazar o regañar a su niño, pero al verlo sobre pararse en el camino antes de bajar la cuesta y notar que de un costal le daba 8 palomas a su amiguito "Pollito" diciéndole: "Sin ti no lo hubiera hecho, esto es tuyo".
Entonces Mechita corrió con los brazos abiertos en busca de su hijo, sentía pena, verguenza, tristeza que su Toñito a sus 9 añitos esté buscando comida cual jefe de familia. Sentía rabia por ella misma, de pensar erróneamente que su hijo andaba vagabundeando mientras ella preocupada, sentía alegría por su niño que contaba feliz de las 23 palomas cazadas.
"Pollito" llegó a casa y divisó a su madre en la puerta, ambos corrieron en busca del otro y se abrazaron con ternura. El niño no trajo víveres, pero a cambio las pequeñas aves fruto de su odisea con su amigo.
Aquel día aquellas casas de pobreza uquirana, estuvieron benditas por Dios con "tallarines de paloma" que era el plato preferido de Toñito y con "Lomito de Paloma" que era el plato preferido de "Pollito". Esos niños que hoy pintan canas, recuerdan que detrás de aquella pobreza en la infancia, tuvieron un aire de paz, serenidad y sobretodo fueron felices.
"Capachero": El que recoge y guarda las aves mientras el cazador sigue inspirado buscando más aves víctimas de su destreza.
"Lechero": Suertudo.
MISTER BRYCE