sábado, 5 de mayo de 2012

UNA LECTURA PARA REFLEXIONAR


EL HOMBRE PERFECTO


Nasrudin conversaba con un amigo.

- Entonces, ¿nunca pensaste en casarte?

- Sí, pensé –respondió Nasrudin. – En mi juventud resolví buscar a la mujer perfecta. Crucé el desierto, llegué a Damasco y conocí a una mujer muy espiritual y linda; pero ella no sabía nada de las cosas de este mundo.

Continué viajando y fui a Isfahan; allí encontré a una mujer que conocía el reino de la materia y el del espíritu, pero no era bonita.

Entonces resolví ir hasta El Cairo, donde cené en la casa de una moza bonita, religiosa y conocedora de la realidad material.

- ¿Y por qué no te casaste con ella?

- ¡Ah, compañero mío! Lamentablemente ella también quería un hombre perfecto.

“Quien es auténtico, asume la responsabilidad por ser lo que es y se reconoce libre de ser lo que es”.

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