jueves, 17 de mayo de 2012

PRIMER PUESTO DE CUENTOS Y LEYENDAS DE COAYLLO

Aquí lo prometido, el primer puesto de CUENTOS MITOS Y LEYENDAS DE COAYLLO, saludamos a la señora Zoila Enciso de Acuña, ganadora del primer lugar y a la organizadora de este evento la Señora Jharumy Huaman Acuña, que nos permite descubrir el don literario de la mujer coayllana, ojala se siga organizando este tipo de eventos en nuestro distrito ya que esto permitirá el desarrollo de la lectura y despertara el “bichito” en nuestros pobladores y alumnos en la creación de nuevas historias.

Primer lugar de cuentos y leyendas

EL ARBOLITO DE ORO

Hace mucho tiempo en una pequeña chozita, muy cerca de un manantial vivía un campesino junto a su esposa y sus ocho hijos. Este campesino eta tan pobre que lo poco que sembraba en su chacra no producía ya que había escasez de agua en el lugar y no podía alimentar ni vestir a su familia.

Un día salió su esposa a recoger leña y a traer agua pura y cristalina del manantial y se encontró con una ancianita que apenas podía caminar con la mantada de pasto que llevaba para sus cabritas.
La mamita compadecida le ayudo con su carguita. Al llegar a su casa de la ancianita esta le entrego una bolsa con unas semillas. Muy contenta dijo ¿Qué planta crecerán de estas semillas?

Al día siguiente, se levanto temprano y despertó a sus hijo y les dijo vamos a preparar el terreno y sembraremos estas semillas y todos los días traerían agua y regaran las plantas.

Pasaron los días, los meses y aparecieron los tallos, las hojas verdes y las flores perfumadas de unos árboles altos y fuertes. Llego la primavera y cosecharon abundantes frutas amarillas y anaranjadas dulces y deliciosas que brillaban como el oro.

El campesino preparo unas canastas y llevo las frutas al mercado y cambio con pescado y alimentos. También compro ropa y calzado para toda su familia. Estaban todos felices, pero hubo una época de sequia que duro más de 7 años como una maldición, y de pronto este pequeño manantial se seco y los pobres arboles se empezaron a morir, los campesinos del lugar abandonaron su pueblo en busca de trabajo, dejando a sus esposas e hijos.

Y en las noches se escuchaba el lamento de los arboles que se morían de sed. Algunos niños que escucharon esas voces que decían tengo sed y me puedo morir.

Junto con sus mamitas oraban al Dios de Jacob y cantaban alabanzas a los santos patrones de los pueblitos e invocaron a San Juan de Quisque, San Pedro de Coayllo, Santo Toribio de Mogrovejo de Uquira, Apóstol Santiago de La Yesera y Santa Rosa de Cata.

La fe, la devoción y la unión de las familias en las faenas para abrir pozos y cimentar las acequias, dieron resultado, llovió tanto en las altas cumbres de la sierra y los manantiales se llenaron de agua.

Renacieron los arbolitos de frutos dorados que es la riqueza natural del hermoso valle que a partir de entonces todos lo cuidan porque es el arbolito que les da felicidad y vida.

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