miércoles, 15 de febrero de 2012

EL HUARIQUE DE LOS CHICHARRONES DE MALA

Buscando huariques: El Farolito, la esquina de los chicharrones

Alumbra a todo aquel que baja por el viaducto de la Av. Iquitos. Una chicharronería que empezó pequeña y creció, pero no perdió el especial encanto de sus inicios
CATHERINE CONTRERAS

Marcelina López tiene 95 años y es quien animó a su hija Esperanza Delgado a montar en Lima una esquina para vender chicharrón, como ella misma hizo en Mala, siguiendo el ejemplo de sus padres, pioneros de los clásicos desayunos criollos al pie de la antigua carretera al sur.

En 1980 nació El Farolito. Era un localcito con cuatro mesas y fogón en la vereda, con los chicharrones cocinándose al aire libre bajo la atenta mirada de Iván Delgado, su hermano. Un lugar rústico, que hoy sigue luciendo detalles que dan encanto a este rincón: una fila de cerdos de cerámica sobre la vitrina de productos, un gran cuadro de algún puerto italiano, un reloj de pared hecho en Edimburgo y aserrín bajo la paila. Todo esto da a El Farolito ese aire especial que no le ha quitado la expansión que vino después.

Y es que hace ocho años el negocio familiar creció. Los Delgado tomaron la casita contigua y luego el siguiente predio, donde han levantado dos pisos de salón comedor. Aún así, dice doña Esperanza, muchos de los clientes prefieren sentarse en la esquina. Ese aire de huarique, informal y apretado, les gusta.

OFERTA A BUEN PRECIO
Un buen sándwich de chicharrón de El Farolito cuesta S/.10 y es casi un almuerzo. En medio de un pan francés crocante Iván coloca casi 250 gramos de cerdo cocido en su propia grasa.

La familia se levanta a las 4 de la mañana para tener todo a punto y empezar a atender a las 6 a.m., todos los días, hasta las 10 de la noche. Preparan casi el cerdo entero: pierna, panceta, costilla, brazuelo y lomo.

En el pizarrón de la esquina también se ofrece relleno maleño, que es salado y de pura sangre de cerdo con hierbabuena y una sazón especial. Los tamales sí los traen de Mala, de una conocida que los prepara muy bien.

Sándwiches de pavo y lechón y un café que cuesta S/. 2,50 y es pasado en cafetera, gota a gota, a la manera antigua, completan la oferta personal. Y para la familia, tienen la porción Farolito: una fuente de lomo, panceta, pierna, camote y relleno, que alcanza como para siete personas, a S/.75.
Para terminar, la casa tiene anís, arequipeño y español, y también pisco, como bajativo.

PARA DISCUTIR
Huariques a la vista de todos y hasta en la red

Antes, los huariques eran escondrijos ocultos, donde llegaba solo el que conocía. Pero Lima cambió y, aunque aún hoy muchos lugares de buen comer se esconden en pequeñas calles, la modernización ha vuelto todo más accesible. Doña Esperanza Delgado reconoce que con el viaducto que termina justo en la esquina de El Farolito, mucha más gente la ve. Esto sin duda ayuda al negocio, que tiene página web e incluso hace delivery. ¿Lo seguiremos llamando huarique?
EL COMERCIO 12-02-2012

No hay comentarios: