lunes, 6 de mayo de 2013

CARTA DE UN HIJO A SU MADRE

Una bonita historia que nos envía un seguidor de nuestro blog, para compartirla con ustedes un texto que me ha llegado por correo electrónico en torno a la reflexión sobre el amor de un hijo a una madre.

CARTA DE UN HIJO A SU MADRE

Ayer fue el día más triste de mi vida: enterré a mi madre.

Cuando miré su dulce y adorable cara y su cabello plateado por el tiempo, me di cuenta que esa sería la última vez que la vería.

Muchos pensamientos vinieron entonces a mi mente:

Cuando por las tardes o las noches no teníamos quien nos cuidara a los niños, acudíamos a mi madre, porque no queríamos perdernos la función de cine, o la fiesta en casa del amigo. Ella nunca se negó, jamás nos dijo que tenía otros planes o yo no quise darme cuenta. En una ocasión, me prometí comprar una entrada para ella y llevarla a ver las películas que le gustaban. Pero nunca compré esa entrada.

Una vez nos encontramos en la panadería y vi que su jersey estaba un poco desteñido y viejo. Entonces pensé que debería llevarla al centro, y comprarle uno nuevo. Sabía que, aunque ella lo necesitaba, nunca me lo pediría, así era ella. Pero siempre tuve otras cosas que hacer, y mi madre siguió con su jersey viejo.

Recuerdo su último cumpleaños. Le mandamos unas flores blancas bellísimas, con una nota que decía:

“Lamentamos no poder estar contigo en esta fecha, pero con estas flores te enviamos todo nuestro amor”. Esa tarde, había en la televisión un partido de fútbol muy importante, y por la noche estábamos invitados a una fiesta.

Recuerdo la última vez que vi a mi madre viva; fue en la boda de un primo, se veía más viejecita y cansada. Entonces pensé en mandarla a unas vacaciones con su hermano en la costa. Que tomara un poco el sol, para que no se viera tan pálida. Pero nunca lo hice, siempre tuve, supuestamente, cosas más importantes que hacer.

Si yo pudiera volver atrás en el tiempo, le compraría todos los jerseys del mundo, la llevaría al cine, y pasaría todos sus cumpleaños a su lado.

Si yo pudiera volver a tener la oportunidad, la mandaría a ver a su hermano, y a todos los sitios que quisiera ir.

Pero es muy tarde ya.

Ella está en el Cielo, y yo estoy aquí, enfermo del corazón por todas las oportunidades perdidas.

Qué diferente hubiera sido, si hubiera leído una carta como ésta.

Un hijo

“Sólo una cosa hace que un sueño se convierta en un imposible, el miedo a fracasar“

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