viernes, 7 de septiembre de 2012

TURISMO: COMO TRATAR AL TURISTA


REFORCEMOS NUESTRA CONCIENCIA TURÍSTICA

El perfil del hospitalario

Luis Arista Montoya Ex director del INC y docente universitario

Con frecuencia leo estudios de diagnóstico acerca del perfil del turista extranjero y nacional; del turista corporativo (empresarial, el de negocios, el de lujo: que deja hasta 1,500 dólares diarios, pero está poco tiempo); del convencional; del joven mochilero; del turista asiático, europeo, norteamericano o latinoamericano.

Bajo la motivación –justificada, por cierto– por atraer más y más turistas y aumentar divisas, pero casi sin preocuparse de que deben ser reconocidos como prójimos.

No es necesario ser zahorí para probar que la industria del turismo ha crecido sostenidamente desde 1995 como consecuencia de la pacificación (posterrorismo), de la apertura del Perú a los mercados internacionales y la consiguiente cultura de la información globalizada que ha ubicado al patrimonio cultural/natural peruano y a la gastronomía en el gran escaparate virtual universal.

Pero este año la recepción de turistas no está creciendo tal como lo proyectaron los expertos y las agencias. En gran medida son los conflictos sociales internos, los desastres naturales y la crisis financiera internacional las causas de esa retracción.

Si la celebración del Centenario de Machu Picchu se realiza inteligentemente –evitando desatinos, como la posible presentación en la ciudadela del grupo folclórico chileno Los Jaivas, que podría generar resquemores regionalistas en los cusqueños, orgullosos de su incaísmo¬ –, es de esperar que vaya en aumento la visita.

Contrariamente a las expectativas del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur), que considera que este año el Perú cerrará con tres millones de turistas, los empresarios de la Cámara Nacional de Turismo (Canatur) dudan de ese optimismo y hablan de 1.5 millones de turistas extranjeros propiamente dichos, y que el resto son viajeros comerciantes; pero, por otro lado, elogian el aumento de inversiones hoteleras, el auge del turismo gastronómico y la apertura de nuevas rutas turísticas, como la Ruta Moche, la Ruta Chachapoyas-Kuélap y otras. Hace falta un sinceramiento de las estadísticas.
Quiero hacer hincapié en algo fundamental. Así como se elabora el perfil del turista, es urgente también elaborar el perfil del hospitalario: del que da hospicio, acoge y atiende al visitante. Porque se trata de que nosotros recibamos con agrado o agasajo a quienes llegan a conocer nuestra tierra.

Intuyo que no en toda la Costa la gente es muy hospitalaria; que en gran parte de la Sierra, Selva y ceja de Selva es un poco más acogedora con el forastero (extranjero o nacional). Esto lo he podido percibir durante mis periplos de visitas de trabajo cuando laboré en el Instituto Nacional de Cultura. Creo que es problema de educación, más que de idiosincrasia.

Pues, si tenemos troquelada en nuestra memoria histórica la solidaridad y la reciprocidad andinas es de esperar que debamos ser mucho más hospitalarios y no ser desatentos y abusar del turista.

La hospitalidad es una virtud. Se la practica con los visitantes, los huéspedes, los peregrinos, los excursionistas, nacionales y extranjeros, viejos, jóvenes y niños, ricos y pobres. Más allá de calcular la ganancia fenicia o la propina interesada. De nada servirá toda la parafernalia de la marca Perú si es que no tratamos bien al turista. Tratarlo como prójimo (próximo a uno). Jamás querrá retornar y mucho menos recomendar a otros que nos visiten si es maltratado. El buen trato signa indeleblemente la sensibilidad del turista.

Buen trato a los turistas de toda laya. Sin discriminación. Hace un tiempo un funcionario de Cultura clasificaba a los turistas por las propinas que entregaban, y recomendaba a los guías de turismo obviar a los mochileros por ser "misios", sin pensar que este segmento juvenil tiene un perfil de cultura superior y que es un gran mensajero, que puede gastar en estadía más que un turista convencional, debido a que se queda mucho tiempo.

"En más de un mes puede gastar hasta 600 dólares en promedio". Para este colectivo se han diseñado los populares backpacker, modestos y seguros hospicios.

En las regiones, hay que propiciar esa hospedería "apañadora" (así dicen en Colombia), con habitaciones destinadas en las comunidades a recibir huéspedes; casas con cuartos limpios y seguros, establecidas por familias, institutos, empresas, municipios, conventos (para los retiros religiosos).

Entonces, paralelo a la elaboración del perfil de los huéspedes es perentorio elaborar también el perfil del hospitalario. Así reforzaremos nuestra conciencia turística.

EL PERUANO 15-06-2011

1 comentario:

Anónimo dijo...

Julio Cesar Delgado Vega dijo: buen dato pero debería haber charlas informativas sobre esto,me gustaría apoyarlos..... así mismo podría traer colegas para brindar diferentes tipos de charlas sobre manejo y calidad de atención entre otros.